miércoles, 26 de mayo de 2010

Objetos perdidos de la historia (continuación)

. El Mapa Piris Reis: perteneciente a un marino turco del siglo XV, anterior al descubrimiento de América y muy anterior al momento en que al fin se trazó el primer mapa, fiable, del continente. Y es que este mapa refleja la costa sudamericana ¡pero además parte de la Antártida! (y este último continente helado fue descubierto siglos después. Se conserva, como no, en el almacén del museo Topkapi de Estambul.
Y otros dos, en esta breve muestra, que tiene la peculiaridad de haber sido examinados científicamente de manera exhaustiva.


. Las Calaveras de Cristal: Ya que hay varias, pero sobre todo destaca una de ellas por ser más grande y estar articulada su mandíbula. Me refiero a las antiguas, claro está.
Las auténticas proceden de las culturas mayas y aztecas y se han encontrado generalmente en ruinas de dichas culturas. La mayor antes citada es llamada “Calavera del Destino” y está tallada en cristal puro de cuarzo, con los prismas de la base y las lentes pulidas de los ojos brillando intensamente. El cráneo, perfectamente pulido, tiene un alto grado de pureza (7 sobre 10 en la escala de Mohs). Esto quiere decir que sólo con la fundición del mineral y con un molde, el tallado con otras piedras de mayor dureza (por ejemplo el diamante) o un láser se puede obtener un resultado parecido. Y los mayas no tenían esa capacidad tecnológica.


La descubrió en 1924 el explorador inglés, de personalidad parecida al personaje de Indiana Jones, Mitchell Hedges en las ruinas mayas de Lubaantum, en Belice. Fue después de remover unas piedras que cubrían un altar. Para más asombro los descendientes de la familia entregaron la calavera a los laboratorios Hewlett Packard en 1970, y allí descubrieron que fue tallada en contra del eje natural del cristal. Esto ni siquiera se haría en la actualidad porque provocaría la rotura del cuarzo, ni siquiera sería posible utilizando tecnología láser.
Se ha especulado sobre su técnica de construcción, pero la única “posible” sería la de haber estado tallándola durante vidas enteras con fricción con arena, cosa que hubiera llevado unos 200 años.
Los expertos del British Museum la datan sobre el 1300 d. C., pero los indígenas que acompañaban a su descubridor afirmaban que tenía más de 3600 años de antigüedad.
A esta calavera se sumaron enseguida datos fabulosos. Por ejemplo y en testimonios del personal de mantenimiento del museo, a su alrededor se moverían objetos solos y a veces desprende olores extraños y perfumados. El caso es que la tenían miedo y consiguieron que por las noches estuviera tapada con un paño.
Existe respecto a ella una leyenda indígena. Habría 13 calaveras y cuando todas estuvieran redescubiertas y relacionadas, transmitirían a los humanos todo su conocimiento. Pero esto no sucedería hasta que los humanos hubieran alcanzado una integridad moral suficiente.

. El Martillo de Texas:  Fue descubierto fosilizado en 1934, cerca de la localidad tejana de London. Estaba incrustado en la roca. La madera del mango fosilizada y la cabeza de hierro fundida con la roca. Esto significaba que el martillo era ¡anterior a la roca!.
Durante mucho tiempo el martillo crió polvo en un pequeño museo local, hasta que por fin a alguien se le ocurrió investigarlo y hacer un análisis detallado. El mango de madera petrificada significa que han tenido que pasar al menos 140 millones de años para ese proceso. Cuando los primeros homínidos no surgieron hasta hace 7 millones de años y hacer herramientas fue sólo hace dos millones. En cuanto a la cabeza de hierro es de una pureza casi total, algo que sólo puede lograrse con avanzadas técnicas metalúrgicas. Igual que el hecho, descubierto gracias a rayos x, de que durante su fabricación se había purificado y endurecido. Pero la roca en la que estaba fundida seguía teniendo ¡140 millones de años!. Y este último dato implica, además, que el objeto en cuestión estuvo sometido a una presión atmosférica distinta de la actual. Otra cosa que remite a épocas remotísimas.
*También están las huellas humanas. Huellas de zapatos en estratos de hace dos o tres millones de años, como las que se encontraron en Nevada en 1882, o otra huella en el desierto de Gobi a mediados del XIX, en un estrato fechado en unos 200 millones de antigüedad.
¿La historia de la Tierra es tal y como nos la han contado?. ¿Quién y cuándo vivió en ella?. ¿Recuerdos del futuro?, ¿otras humanidades, o viajeros del tiempo?... ¿Qué quedaría de nosotros bajo adversas y radicales circunstancias?. ¿Un trozo de cinta de video?. Seguro que los arqueólogos del futuro la clasificarían como objeto de culto, ya que provendría de una “civilización” que sólo dejó al desierto como único rastro de su existencia. 






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